lunes, 16 de febrero de 2015

Durazno Melba, el mejor postre de la temporada

La receta de hoy es un postre que es poesía, amigos míos, ¡POESÍA!

Es una oda al Verano y a su esplendorosa fruta.

Es loa, verso y alabanza estival.

Aaaaah, con suma dicha les presento al sublime:
Durazno Melba.




Se ve sencillito.

Y efectivamente lo es. Pero ahí, oh, ahí, radica toda su belleza.

En efecto, este postre no es más que un durazno pochado, servido con una bocha de helado de vainilla y acompañado de salsa de frambuesa y unas almendras tostadas. Pero al mezclarse en el paladar, ¡ay las deidades! Qué maravilla. Sabe a verano y a alegría, genuinamente.

No es una creación mía, nono. Es de hecho, un postre bien clásico y famoso. Cuenta la leyenda que lo hizo un chef francés para una cantante de ópera australiana de apellido Melba, a quién admiraba muchísimo. Y lo llamo Pêche Melba por ella.  

La receta clásica del franchute lleva duraznos crudos espolvoreados con azúcar y refrigerados, de modo de que suelten sus jugos fervorosos. La receta que hoy les presento es ligeramente distinta en cuanto los duraznos están pochados en un almíbar livianito de vainilla, a penitas un par de minutos por lado. Y no se asusten con la palabra pochar, pues no significa nada más que dejarlos en el almíbar caliente un ratito, darlos vuelta y retirarlo del baño.


La idea es que se endulcen y suavicen un poquito nada más. No queremos que pierdan su forma, ni su textura, y dios no lo quiera, su color. Es sorprendente lo maravillosos que quedan. Y eso que normalmente siento que cocer la fruta veraniega es un atentado a su frescura y grandiosidad. Pero en este caso, el pochado resalta el sabor a durazno, y su carne se vuelve tierna y azucarada.



Y otra cosa maravillosa: ¡se pochan con cáscara! El calor del almíbar hace que la piel de los duraznos luego se despegue solita de ellos, y de alguna manera hace que su color se traspase al durazno mismo, resultando en verdaderas mejillas ruborizadas.


En cuanto a la salsa de frambuesas, es simple y fácil como pocas. En estricto rigor, ni si quiera es una salsa, sino un coulis, pues no se cocina ni nada. Es tan sencillo como moler unas frambuesas frescas, agregar un poco de limón fresco y una o dos cucharaditas de azúcar flor. Eso se pasa por un cedazo, para asegurar una suavidad delicada, digna de la ternura de los duraznos.



El helado de vainilla, comprado. Nada más asegúrense de usar uno de buena calidad. Y luego, el toque de crocante para romper con toda la suavidad exquisita del resto del postre: almendras fileteadas tostadas. Para tostarlas, simplemente se ponen en un sartén hasta que se doren y liberen toda su fragancia.


Es tan liviano, y refrescante, y veraniego, y fácil... lloro de la emoción.




Amigos, no dejen de hacer este postre, por favor. Es definitivamente mi postre preferido de la temporada toda. Quizás del año. Quizás de la década. Y muy posiblemente de la vida.

Durazno Melba


Receta adapatada de: la diosa erótica, Nigella Lawson.

Rinde: 12 porciones acotadas, 6 porciones generosas

Para el almíbar de vainilla:

2 tazas de agua
1 1/2 taza de azúcar
1/2 vaina de vainilla

Para los duraznos:

6 duraznos priscos grandes
jugo de 1 limón, recién exprimido

Para el coulis de frambuesa:

2 tazas de frambuesas
3-5 cucharaditas de azúcar flor
jugo de 1 limón, recién exprimido

Para servir:

1 pote de helado de vainilla de buena calidad
1/2 taza de almendras peladas, fileteadas

Partir por hacer el almíbar. Poner todos los ingredientes en una olla ancha y dejar hervir por 5 minutos. Bajar el fuego a una ebullición bajita.

Cortar los duraznos en mitades y retirar el cuesco. Si se desea, se puede limpiar el centro de los duraznos, con una cucharita de postre, para deshacerse de las fibras residuales del cuesco y las partes duras. Mientras se van preparando los duraznos, rociarlos con jugo de limón para evitar que se oxiden.

Poner tantas mitades de duraznos quepan en la olla con almíbar ebulliendo, con la parte interna para abajo. Dejar así por alredor de 2 a  3 minutos, y luego dar vuelta, y dejar en el almíbar por el mismo tiempo. La idea es que al tocarlos con la punta de un cuchillo estén suaves pero aún mantengan su forma y textura. Retirar del almíbar y poner en una fuente. Continuar con las mitades de duraznos restantes.

Cuando se haya terminado de pochar los duraznos, verter el almíbar restante encima de ellos (si es mucho, se puede reservar el excedente para hacer miel de duraznos o algo). Refrigerar al menos 3 horas.

Para hacer el coulis, simplemente moler las frambuesas en la licuadora o 1, 2, 3. Agregar el jugo de limón y la azúcar flor, a gusto. Pasar por un cedazo para eliminar las pepas.

Para tostar las almendras, ponerlas en un sarten, a fuego directo, hasta que se doren. Estar pendiente de ellas, dándolas vuelta, para evitar que se quemen.

Para servir, poner una mitad de durazno, una bocha de helado y coulis a gusto. Terminar con unas almendras tostadas.



2 comentarios:

  1. Hola.
    En uno de mis viajes comí algo parecido una vez...los melocotones estaban pochados con tomillo lo que les da un sabor genial y muy especial (muy Provenzal diría...de hecho fue en Francia). Pochados con la vaina de vainilla deben quedar bastante buenos. Los voy hacer cuando invite familia en casa, dentro de todo es un postre refrescante y livianito (segun el comensal...para mi por lo menos resulta liviano). Gracias por la receta.
    Slds Felipe Vega.

    Pd. los duraznos o melocotones pochados con tomillo o incluso romero quedan muy buenos..distintos y con un gusto muy especial.

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    Respuestas
    1. Hola Felipe :D

      Uuuy, suena muy rico eso de los duraznos pochados en tomillo. Gracias por la idea!

      Y sí, el postre es liviano y fresquito y delicioso y maravilloso.

      Gracias por comentaar! Sldos!!

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