Como en la vida moderna es cada vez más difícil cocinar (porque no hay tiempo y todas esas cosas blá blá), la gente cocina poco.
Como la gente cocina poco, sucede que la gente que cocina con mediana frecuencia y con un mínimo de decencia es altamente sobrevalorada en sus esfuerzos. Caso en cuestión: yo por amigos (y esto no es falsa humildad... os juro).
Como la gente que cocina un poco es sobrevalorada, hay una expectativa social de que hayan cosas caseras en todo evento o situación social en que la que puedan participar. Por ejemplo, la típica cruz de toda invitación: "pero lleva algo rico!".
Y finalmente, como esta sociedad es fría y cruel, unas caricias esporádicas son ricas - y necesarias-, por lo que la gente sobrevalorada disfruta ser sobrevalorada y acepta los deberes sociales que dicha apreciación implica.
Y entonces, para toda la gente que cocina un poco y decentemente, que es requerida de llevar algo rico a todas partes, parece ser un asunto relevante tener ciertas recetas básicas a mano, que siempre resulten, que sean fáciles y satisfagan las expectativas, personales y ajenas.