Por alguna razón, todavía hay frutillas en las ferias y
puestos de frutas y verduras en las calles, a precios aún razonables (a
diferencia de los frutos rojos del supermercado, en donde 100 gramos de
frambuesas cuestan como 2500 pesos, dios
mío). Esto me ha puesto muy feliz, y un
día de aquellos, me he sentido compelida
por fuerzas interiores e incontrolables, superiores a mi racionalidad a comprar
2 kilos de frutillas a la salida de mi universidad. Y qué hace una pobre
cachorra como yo con 2 kilos de frutillas en pleno otoño?
La respuesta es una sola: trifle. Y amigos todos, qué
felicidad el trifle.
El trifle es algo así como una torta de construida: se ponen
capas de bizcocho, cubiertas con capas de alguna crema o relleno untuoso y
capas de fruta. Luego se repiten las capas. Luego se deja reposar en el frío, y
todo se moja y humecta lo uno con lo otro, y queda taaaaaaaaaaaaan rico.