"Queque" de Plátano

Le he puesto a esta receta el nombre de "Queque de plátano", aún cuando no sé si es lo correcto.

En realidad, el queque de plátano, o cualquiera sea el nombre verdadero que corresponda a esta confección, es una mezcolanza promiscua inclasificable.

Es demasiado húmeda como para ser un bizcocho.

Es demasiado esponjosa para ser lo que se llamaría un cake.

Es demasiado dulce para ser un pan (la fuente de esta receta, de hecho, la nombra "banana bread").

Y es demasiado foráneo para ser un queque (tan representativo de la cultura chilena).

Aaaaaaah... la indefinición doctrinaria me mata lentamente. 

Así es que decidí ponerle "queque", guiada principalmente por la convicción de que esa es la forma en que es más conocido en nuestras tierras, y que si alguien buscara la receta, tipearía "queque de plátano" en el buscador de Google, y que luego se encontrara con esta receta. Y comentara "hola". 

En fin...

Más allá del nombre, lo realmente complejo de el queque del plátano, es lograrlo bien. Porque no debe quedar ni muy  apelmazado (porque qué asco), ni demasiado aireado (porque igual debe ser denso... tiene plátano a fin de cuentas), ni demasiado dulce (por amor a la vida longeva), ni demasiado no-dulce (por amor a la vida buena), y debe ser a plátano (porque sino pa qué).

Esta receta, amigos todos, es bien buena. Es todo lo que debe ser. Liviano, pero compacto, sabroso y con nueces. Delishius.

Hacerlo no tiene demasiada dificultad. 

Hay que partir con plátanos viejos, de esos que están olvidados al fondo del refri, porque tienen más sabor y porque es una actitud muy ecológica (ya que nadie se come los plátanos negros, si no fuera este queque, el próximo destino sería el tacho de la basura). Se muelen con un tenedor en un plato y se mide 1 1/2 taza del puré.

Al final se le agregan nueces, ya que es un axioma universal que las nueces y el plátano son amigos especiales.

La mayoría de las veces en la vida, es siempre una buena idea tostar las nueces, puesto que ello hace que explote su sabor y que se vuelvan más crujientes y deliciosas. En serio, si no es una práctica habitual en su vida tostar las nueces antes de cocinarlas/comerlas/frotarselas por el cuerpo, comiencen a hacerlo. Es una nueva dimensión. Y por lo demás es muy sencillo. Se puede hacer en el horno (horno a 180° por 10 min) o bien, en un sarten, sobre un tostador, hasta que estén ligeramente doradas.

Dejadlas enfriar antes de picar, para que no se quemen los deditos.

Y eso es todo pues. Se hornea en un molde rectangular (y no, no se puede hacer en un molde redondo porque las probabilidades son que quede crudo al medio).

La receta la saqué de un libro llamado Flour, que está escrito por la dueña de una pastelería/café homólogo en Boston. Al parecer es como la nueva moda eso de que pastelerías famosas escriban libros con sus recetas. El libro lo compré hace poco (por el bendito Book Depository - sin costo de envío!), y me gustó harto. Lo recomiendo.

Queque de Plátano

Receta adaptada de: el primer libro de Joanne Chang, Flour
Rinde: 1 molde rectangular de apróx 23 cms de largo
Edit 2016: Además de las nueces, le agregué 1/2 taza de chips de chocolate semiamargo y quedó aún más rico. Muy recomendado!

1 1/2 harina
1 cdita. de bicarbonato de sodio
1/2 cdita de canela en polvo
1 pizca de sal
1 taza + 2 cdas. de azúcar
2 huevos
1/2 taza de aceite de girasol (u otro aceite vegetal de sabor neutro)
1 1/2 taza de puré de plátanos (alrededor de 2 grandes o 3 pequeños)
2 cdas. de yogurt natural
1 cdita. de extracto de vainilla
3/4 taza de nueces tostadas y picadas

Cernir la harina, bicarbonato, canela y sal. Dejar aparte.

En un bowl grande batir la azúcar y los huevos con batidora eléctrica, por alrededor de 5 minutos. Hay que conseguir una mezcla aireada, pálida y espesa.

Lentamente agregar el aceite, en un hilo delgado. La idea es que no se pierda el aire que se incorporó a los huevos. Incorporar el puré de plátanos, el yogur y la vainilla. Batir sólo hasta que esté combinado.

Con una espátula incorporar los ingredientes secos y las nueces, hasta que no se vean rastros de harina.

Verter la mezcla en un molde rectangular de 23 x 10 cms apróx, enmantequillado y enharinado. Hornear en un horno preclentado a 180°C por 1h a 75 mintuos. Debe estar dorado en la superficie y esponjoso al tacto. Al insertarle un palito de mondadientes, éste debe salir limpio.

Dejar enfriar por 30 minutos en una rejilla antes de desmoldar.