Como anunciaba en el post anterior, tras haber tomado una clase de decoración de tortas, me embarco en el desafío de hacer una torta decorada. Y este post son las crónicas del primer intento.
Pues bien, el primer intento fue… fallido. Bien fallido. Nunca jamás he puesto en el blog cosas que no me hayan resultado (que son bastantes), pero por los fines que este desafío atañe, supero hoy mi orgullo y les relato la desgracia… que en realidad no fue tan desgracia, pero eso se debió exclusivamente a situaciones cumpleañeras coyunturales. La aplicación de mis conocimientos sí fue desgraciada.