Mientras estaba estudiando para el grado, a ratos tenía
ganas de morir, y entonces me ponía a cocinar como modo de aliviar el estrés.
Pero como no tenía mucho sentido hacer una treintena de galletas en mitad de la
semana para mí sola, lo que hacía era congelar las masas listas.
Así, durante el último mes de estudio, que fue el más arduo
emocionalmente, cocine como mil galletas, y las congelé todas. Di mi grado el
20 de Diciembre, y el día 21 en la mañana me puse a hornear todo mi arsenal. Estuve
horneando y glaseando y empaquetando galletas como por 3 días seguidos; fue muy
bacán. Y una locura igual. Una noche estuve horneando como hasta las 4 am, y
pretendía seguir, pero mi viejo entró a la cocina furioso y me prohibió seguir
horneando (necesito demasiado vivir sola, Jesucristo mi señor).
Aparte de cocinar mi receta preferida de galletas (
recetaacá), probé algunas recetas de galletas nuevas. Como siempre en un surtido de
galletas, hay algunas que gustan más y otras que gustan menos. Hoy vengo en
compartir una de esas galletas. Unas sensacionales galletas.
Los gringos las llaman Russian Tea Cakes (queques del té
rusos) o Mexican Wedding Cookies (galletas de matrimonio mexicanas) o Snowballs
(bolas de nieve), pero ninguno de esos nombres me hace ni un poco de sentido,
así es que he preferido rebautizarlas Mantecados de Nuez.