Revisada: Clases de Decoración de Tortas Saint Honore.

Debido a que estudio Derecho y que odio el Derecho y que considero que el Derecho debe ser una de las cosas más profundamente aburridas de estudiar en el mundo entero, decidí meterme a un curso de decoración de tortas para escapar por un par de días de la gris academia leguleya.

El curso escogido fue “Fondant Fun” de Saint Honore (dejé linqueado la página web, pero me parece que el Facebook es más activo). Llegué a él por consejo de una tía muy querida a la que también le gusta cocinar.

Voy a tomarme la licencia de hablar extensamente acerca del curso pues me parece que no hay mucho dónde ver comentarios acerca de instancias como éstas. 

Cuando una niña como yo quiere tomar un curso de cocina corto pero igual profundo (en el sentido de que no me enseñen a hacer pie de limón), tiene re pocas opciones. O al menos, no es tan fácil acceder a más opciones. Los cursos más típicos son los de Cherry y los cursos de extensión del Culinary. Ninguno de los dos me satisfacía, ya que lo primero que me interesaba era que el curso fuera práctico, porque para escuchar y ver a alguien cocinar puedo ver uno de los millones de videos de Youtube, los cuales, por cierto, no me cobran nada. De modo que tacho la mayoría de los cursos de Cherry. Y luego, me interesaba que fuera como acerca de algo en particular y no un surtido de cosas vagas o con un tema como “once inglesa” o  “pasteles de otoño”.  De modo que tacho la mayoría de los cursos de extensión del Culinary.

Entonces, merced a mi buena tía, llegué a este curso. Lo busqué en internet y envié un mail que fue rápidamente contestado. Habían varios cursos, algunos de Macarons (pero no eran prácticos) y otros de Pastelería Europea.

Nos era entregada una hojita con las recetas e indicaciones pertinentes.

Los cursos eran caros encontré. O sea no sé si caros, pero no son pocas lucas. Yo me inscribí a “Fondant Fun” y a otro llamado “Kids Fun” (si sé, que snobismo de nombres, santo Dios), que es la parte segunda de este curso y que se realizará en Julio. Por inscribirse a ambos dos había un descuento que sumado al descuento de ser socia de El Mercurio me llevó a un gran total de 140 mil pesos, o por ahí. Los cursos son de 3 días cada uno, desde las 10 am hasta las 13 hras, con todos los materiales incluidos, y se realizan en la tienda de Kitchen Aid, en Nueva Costanera (es harto latero en micro). Ah! Además ofrecen unas galletitas de agua y un par de Tritones acompañadas de una elegante copa (es efectivamente una copa elegante) de Coca Light. Eso, definitivamente influye en el precio.

El fondant listo.

El curso que ya se realizó fue interesante. Aprendí lo suficiente como para no sentirme estafada y ante todo me pareció interesante conocer técnicas nuevas.  Dictaba el curso una profesora llamada Perenelle Longpré, experta en Arte en Azúcar y, nos hizo saber, que era discípula de muchos expertos en Arte en Azúcar internacionales. Era amorosienta.

Las estudiantes éramos unas 20 personas, todas mujeres. Yo era la más bebé, era el destello de juventud en las masas, pero también habían dos chiquillas más que aún no pasaban la treintena. El resto eran puras mujeres de 30 hasta 50 años. La mayoría éramos cocineras amateurs en sus tiempos libres y no habían hecho de la cocina su carrera. Había una señora que dijo que la Thermomix había reemplazado a su marido (se puede deducir taaaaaaanto respecto a esta declaración, pero ello se los dejo a uds., queridos lectores). 

Amasando el fondant.

El primer día no cocinamos, sino que nos enseñaron cuales eran las diferentes pastas de azúcar y para qué sirve cada una. Repasamos el fondant, la pasta de goma y el glaseado real. Luego, nos mostró la profe cómo hacer cada una de ellas y cómo se trabajan y tiñen. Después nos mostró como cubrir una torta con fondant. Y luego nos pasó una torta de plumavit para que, como tarea, la cubriéramos con fondant, que ella también nos pasó, en nuestras casas. Finalizamos el primer día practicando escribir con glaseado real.

Estirando el fondant.

Llegué a mi casa entristecida de la idea de tener que cubrir con fondant una torta de plumavit. La profe había dicho que la podíamos dejar de decoración, pero no soy el tipo de gente que decora con tortas falsas el hogar. Entonces decidí hacer una torta verdadera y cubrirla. Fue bien divertido la verdad. Hice un bizcocho de chocolate relleno con crema de mantequilla de vainilla (buttercream). Lista la torta, la cubrí con más glaseado para emparejarla y la congelé mientras trabajaba y estiraba el fondant. Cubrir la torta fue harto más complejo de lo que había pensado. Pero chori.

El gran desafío: cubrir la torta.

Al día siguiente teníamos que decorar la torta con pasta de goma, que es una pasta de azúcar más firme que el fondant. Fue básicamente estirar y cortas figuritas y pegarlas en la torta. Chori también.

El tercer día no asistí por obligaciones académicas, pero se supone que decoraríamos entre todas una torta de varios pisos y nos enseñarían cómo se hace para armar una torta así. Lamentable no haber asistido…

Escribiendo con glaseado real.

Practicando con pasta de goma.

En fin, ese es mi comentario acerca del curso. Espero que sea de utilidad para alguien.

El resultado final. TRIUNFO.

Foto de celular. Parte superior de la torta.

Otra foto de celular. La torta dice "Yo hice esta torta y estudio derecho". Chauvinismo pastelero.

Mi plan es hacer una torta cubierta en fondant con mis nuevos conocimientos y documentar el proceso. Este post es la antesala a una serie de posts llamados: Desafío Torta Decorada.

Antes de cerrar aclarar que entiendo que el fondant es asqueroso  y terriblemente insalubre (es azúcar flor y algunos químicos comestibles), pero no puedo negar que las tortas decoradas me parecen bacanes. Siempre y cuando debajo de esa pasta dulce se esconda una torta terrible de rica. Si no, puro look, y shao.